Esta obra del Profesor Sánchez-Bayón constituye un monumental y condensado análisis tanto del proceso de configuración de la identidad colectiva estadounidense como de la evolución de su particular modo de gestión público de su diversidad a través de diversas épocas históricas. A diferencia de otros trabajos del autor, la fundamentación empírica y la minuciosidad del trabajo de referenciación son extraordinarios.
La erudición, esta sí como en otras ocasiones, es encomiable, aunque en ocasiones puede ponerle demasiado peso a un libro que contiene una línea argumentativa ágil y vivaz. El concepto heurístico que vertebra todo el ensayo es el de la religión. Sin ella, el autor plantea que resultaría imposible entender la idiosincrasia estadounidense. Con ella, por el contrario, Estados Unidos ha logrado integrar diferentes identidades culturales, nacionales y religiosas con un éxito considerable.
El libro disecciona y apuntala empíricamente la particular concepción y forma religiosa que ha emergido de dicho crisol de culturas y que se suele acuñar bajo el término‘religión civil americana’.Utilizando una pléyade de ejemplos –de los ámbitos políticos y jurídicos principalmente–, muestra cómo las tradiciones sagradas judeocristianas, las profanas grecorromanas, la secularización y otras expresiones colectivas de espiritualidad o de reflexión mística se funden para dar lugar a una suerte de cosmovisión y cultura religiosa relativamente consistente que da dirección al pensamiento y la acción de una nación compacta. Su exploración de los cambios producidos como resultado de la globalización, de la influencia ejercida por las ideologías comunistas y nacionalistas, y de los efectos de las corrientes deconstructoras posmodernas es especialmente sugerente. Los conceptos que introduce y el hilo argumentativo que teje en las secciones dedicadas a este tema son muy atractivos. Sin embargo, el tono varía y se aleja del enfoque descriptivo y empírico que venía utilizando, para emitir variados juicios de valor. Si hubiera podido fundamentar las críticas que vierte con el rigor que caracteriza a la mayor parte de la obra, el resultado habría sido impecable y sus juicios habrían tomado mayor peso. La resolución final y las perspectivas de futuro que ofrece son a la vez valientes y perspicaces. El sólido patrón de pensamiento a través del cual se conduce al lector hasta la crisis que vive actualmente Estados Unidos –una solidez que no desaparece en ningún momento, ni en las partes menos fundamentadas empíricamente– le lleva a concluir que o bien se le sigue prestando atención al factor religioso como herramienta cognitiva y afectiva para enfrentar los desafíos internos y externos del país, o el país podría sucumbir.
El recurso en este apartado a la noción de ‘inteligencia religiosa’ dota a sus planteamientos de una capacidad heurística sobresaliente. Este concepto representar la sabiduría colectiva que ha hecho de Estados Unidos un país singular en el mundo.Si se le tuviera que hacer alguna sugerencia al autor para mejorar su trabajo, quizá se podrían señalar algunos asuntos menores. La excesiva utilización de acrónimos, por ejemplo, podría dificultar la comprensión de algunas ideas relevantes.
La longitud de los párrafos y las frases tan extensas en las que se abren y cierran paréntesis y rayas quizá podrían acortarse. La edición, sobre todo en lo que respecta al signo ortográfico de las rayas, y la claridad en cuanto a la división de capítulos, secciones, títulos y encabezados son mejorables, o al menos podrían revisarse. Todos asuntos menores, tal como se introducía al inicio de este párrafo. El punto que los científicos sociales tolerarían peor seguramente sea el referente a la explicación metodológica.
La metodología del trabajo es muy buena. Sin embargo, señalar, tal como se hace en las páginas 41 y 42, que la metodología combina el «enfoque iuseclesiasticista combinado con el teológico político, conectándose a sus vez con aportaciones de otras ciencias sociales y humanidades (v.g. Sociología y Antropología de la Religión, Psicología y Comunicación Social, Filosofía jurídica, política y moral, Estudios Culturales)», puede parecer excesivo. Lo mismo se aplica a las técnicas de investigación empleadas, donde también se refiere a una galaxia de técnica que difícilmente se pueden manejar en su totalidad con pericia ni combinar en una sola investigación.
En definitiva, la obra parece una referencia en la materia por su rigor, erudición, calidad, profundidad y fundamentación. Una lectura obligada tanto para los estudiosos de la relación entre la religión, la política y el orden social, como para quienes quieren comprender mejor las características del pueblo americano y del Estado que han configurado. Aunque la comparación pueda parecer una exageración, el texto recuerda a la monumental obra de Alexis de Tocqueville sobre los Estados Unido de América.
Sergio García MagariñoUniversidad Rey Juan Carlos