Modelos de relación entre la ciencia y la religión

Publicado en: Blog filosófico "El txoko para pensar", por Javier Marínez Baigorri (Director del colegio Jesuitinas Pamplona)
Modelos de relación entre la ciencia y la religión

Modelos de relación entre ciencia y religión (III)

 Por Segio García-Margariño (*)

La encrucijada en la que se encuentra el mundo, asediado por retos estratégicos de grandísima

envergadura y de intentos fallidos por abordarlos, probablemente requiera la movilización de

todos los recursos que la humanidad históricamente ha tenido a su disposición. La ciencia y la

religión, como sistemas generadores de conocimiento y práctica (en primer caso sobre la

realidad física y social y, en el segundo, sobre una realidad espiritual con implicaciones para la

vida individual y colectiva), parecen dos de los más relevantes. Como últimamente ha habido un conflicto entre dichos sistemas, puede ser útil efectuar una reflexión acerca del tipo de diálogo que se podría establecer.

 

La relación entre la ciencia y la religión es compleja. En las épocas históricas donde han ido de

la mano, la sociedad ha progresado tanto material y culturalmente como ética y moralmente.

El caso prototípico probablemente sea el de la civilización islámica que, al mismo tiempo,

combinaba un sentido de trascendencia y orden fuerte, con un amor por el conocimiento y la

ciencia admirable. Su traducción de los textos clásicos griegos que no se habían estudiado en

Europa hasta el Renacimiento, y que contribuyeron, de hecho, al mismo, dan buena cuenta de

este ello.

 

Por el contrario, cuando la religión avanza sin aprecio por la ciencia, emerge la superstición y el

fanatismo; y, cuando la ciencia desprecia a la religión y la posibilidad de que exista una realidad

metafísica, suele degenerar en materialismo y otras suertes de dogmatismos más sofisticados.

Encontrar un modelo para informar una posible relación entre la ciencia y la religión, no

obstante, requiere algo de imaginación.

 

Un tipo de relación que no favorece el diálogo es la negación mutua: religión o ciencia. Un segundo tipo

menos agresivo pero que tampoco favorece el diálogo es considerar a uno como subsistema del otro. Este tipo de relación tiene

dos modalidades: considerar a la ciencia como un subsistema de la religión o a la religión como un

subsistema de la ciencia. Algunos grupos fundamentalistas aceptarían la primera modalidad

bajo la premisa de que la ciencia es útil pero la religión, el texto sagrado, ya decía lo que la

ciencia con el tiempo averigua. Del mismo modo, algunas nociones antropológicas

posmodernas, que platean que la religión es válida para sociedades precientíficas y que las

perspectivas religiosas explican con mitos lo que la ciencia todavía no ha logrado explicar, son

ejemplos de la segunda modalidad.

 

Un tercer tipo de relación se concibe en términos de esferas excluyentes. Permite la

coexistencia pero no favorece el diálogo. La ciencia, bajo esta premisa, se ocuparía de lo

objetivo, de la realidad física, de la realidad social; y, la religión, de lo subjetivo, de lo moral o de

lo espiritual (que podría considerarse objetivo o no). Aquí, la ciencia y la religión mantendrían la

armonía siempre y cuando no interfirieran bajo ningún concepto en la esfera de jurisdicción de

la otra.

 

Un último modelo más sofisticado, que me parece apropiado para abordar problemas

complejos, holísticos, sistémicos, interconectados como los que enfrenta la sociedad

contemporánea (cambio climático, inversión de la pirámide poblacional, agotamiento del

modelo de desarrollo, crisis energética, desafío de la robotización, desigualdades y

conflictos…), es el que propone a la ciencia y a la religión como esferas de conocimiento

diferenciadas que se solapan en lo social. La ciencia se encargaría del mundo físico, psicológico

y social. La religión abordaría la realidad espiritual y sus implicaciones para la vida individual y

colectiva, a través del estudio de sus textos y de la reflexión colectiva de la comunidad de

práctica que se organiza a la luz del texto, y que intenta traducirlo a la realidad a través de un

proceso de estudio, reflexión y acción.

 

El ámbito de la organización de sistemas de políticos, económicos y sociales sería el área de

solapamiento principal, puesto que los principios espirituales que plantea la religión (tales

como la interconexión, la paz, la armonía o la unicidad subyacente a la humanidad y a la

creación) tienen implicaciones profundas para las políticas públicas, las instituciones y las

pautas sociales que se establecen. Sobre todo, cuando se prescriben modelos de acción, la

cuestión de los principios y los supuestos precientíficos, tan vinculados con las ideologías, se

vuelven fundamentales, tal como Habermas o Aristóteles contemplan al referirse al tipo de

conocimiento práctico conocido como phronesis.

 

A fin de propiciar un diálogo acerca de los principios orientadores de la sociedad y una

reflexión rigurosa sobre las experiencias prácticas en esta esfera social, parece esencial

encontrar un modelo de relación viable para lograr la complementariedad y armonía entre la

ciencia y la religión.

 

(*) Sergio es Doctor en Sociología y profesor de la Universidad Pública de Navarra

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *