Esta obra colectiva gira en torno a la sociología del crimen y es parte de la colección más amplia de manuales sobre criminología publicados por la Editorial DELTA. Pretende servir de material de referencia para estudiantes, profesores, investigadores o el público en general deseosos de profundizar en los conceptos, teorías, metodologías, áreas principales de estudio que la sociología ha desarrollado para comprender y explicar el crimen.
Más allá del adagio sobradamente conocido de que los factores micro, meso o macro sociales favorecen el hecho de que una persona cometa un delito, el crimen aparece como un aspecto inherente a toda sociedad. En función del tipo de sociedad, de su estructuración, de la forma en que gestiona sus conflicto y establece el orden, de sus normas, del tipo de relaciones que se establecen entre los individuos, la comunidad y las instituciones, y de todos ellos con el medio ambiente, el crimen se manifiesta de una u otra manera, adopta diferentes modalidades y adquiere distintos niveles de intensidad.
A fin de adentrarle introductoriamente en este universo señalado, el libro que usted está leyendo se articula del siguiente modo.
La Parte I del libro consta de tres capítulos que exploran la conexión que existe entre la sociología del crimen con la ciencia, en primera instancia, con las ciencias sociales, en segundo lugar y finalmente con la sociología. A pesar de las particularidades que cada disciplina académica pueda tener, la sociología del crimen es parte del sistema que se ha venido a denominar ciencia. Como tal, posee ciertos rasgos comunes a todo el sistema. La ciencia en los últimos años —a pesar de la crítica posmoderna— ha adquirido un gran estatus, pero el entendimiento de la misma que se ha popularizado se corresponde con nociones propias del siglo XVII. Incluso, en ocasiones, científicos e investigadores se adhieren irreflexivamente a estas nociones. Por ello, se pretende poner en contacto al lector con algunas perspectivas sobre la ciencia que han surgido de la misma ciencia.
La sociología del crimen, por otro lado, estaría dentro de lo que se pueden denominar las ciencias sociales. Por este motivo, estos capítulos introductorios del libro exploran las especificidades de las ciencias sociales y de sus enfoques. Lo que se aspira es a generar algo de claridad y a plantear algunas posibilidades relacionadas con el funcionamiento de las ciencias sociales, en lugar de hacer un análisis exhaustivo de los diferentes planteamientos.
Por último, para cerrar esta serie de capítulos iniciales, se hace una breve introducción a la sociología como disciplina, a algunos de conceptos, marcos teóricos y metodologías. Tras este sobrevuelo, se podrá comprender mejor la manera en que esta disciplina aborda el crimen.
La Parte II en sus tres capítulos se dedica al repaso de lo que ha sido la investigación en este ámbito de la sociología del crimen. Se presentan algunos estudios clásicos, junto con las metodologías más comunes que permitieron que se llevaran a cabo, para resaltar a continuación el espectro de estudios que actualmente se acometen desde la sociología del crimen. Este capítulo, además de servir como diagnóstico del estado de la cuestión en términos de investigación, introduce al lector en algunas de las metodologías empleadas. No obstante, la metodología no se examinará aisladamente, sino en conexión con los diferentes objetos de estudio que han existido y que hay actualmente.
Los capítulos de la Parte III sobrevuelan un tema que a veces parece complejo, el de la teoría social en general y la sociológica en particular. El propósito de este capítulo no es emprender una reflexión general sobre la teoría social ni realizar una revisión histórica de las teorías que existen —aspectos que difícilmente se pueden eludir—, sino ilustrar la forma en que las teorías sociológicas explican el fenómeno del crimen. El capítulo estará moviéndose entre tres niveles. El nivel más general será estudiar las implicaciones que los grandes marcos teóricos de la sociológica —tales como el funcionalismo, el marxismo, el interaccionismo simbólico, las teorías de la elección racional, los enfoques multiculturalistas o las teorías de conflictos— tienen para el mejor entendimiento del crimen. El segundo nivel pretende repasar teorías más pequeñas, se podría decir que de rango medio, que específicamente abordan la explicación sociológica de diferentes fenómenos relacionados con el crimen. Por último, un nivel de reflexión más concreto introducirá al lector en la manera en que la investigación empírica en el ámbito de la sociología del crimen, una vez que ha generado cierto cuerpo de conocimiento, requiere ser teorizado, conceptualizado, para explicar otros fenómenos similares.
Por último, debido a que las tres partes del libro toman la metodología como un tema transversal, se ha estimado pertinente no añadir una Parte o capítulo detallado sobre los enfoques metodológicos, de las metodologías generales así como de las técnicas de investigación más utilizados en el ámbito de la sociología del crimen. El capítulo 3 en particular recoge en términos generales las precisiones conceptuales y los instrumentos más destacados relacionados de la metodología, y la Parte II aborda esta cuestión en conexión con las investigaciones más relevantes de la sociología del crimen. Inevitablemente, la Parte III dedicada a la teoría, especialmente en el capítulo 9, también contiene una reflexión sobre la metodología de la sociología en general y, consecuentemente, de la sociología del crimen en particular.
El tono del texto es sencillo —para que pueda llegar a un tipo de público más amplio de lo que suele ocurrir con un manual especializado—, pero no por ello se sacrifica profundidad y rigor. Además, se ha intentado introducir un estilo pedagógico para facilitar la comprensión de conceptos que, en ocasiones, a pesar de brotar de un contexto científico, se han filtrado en el lenguaje común y con el uso han perdido su significado original. El lenguaje evoluciona con su uso y el significado de dichas nociones también; no obstante, como un manual es un texto académico derivado de una disciplina científica, hay que rescatar su acepción científica para recuperar su capacidad heurística y descriptiva. Con el propósito de fortalecer esta dimensión pedagógica a la que se hecho alusión, cada una de las tres partes del libro contiene unas preguntas y ejercicios sencillos para lectores, profesores y/o estudiantes.