Los jóvenes navarros de 18 años que se sacan el carné pasan del 40% al 20% en 10 años
En 2020 lo lograron 1.354 aspirantes frente a los 2.184 registrados en 2011
Actualizado el 19/08/2022 a las 09:09
Lo que hasta hace pocos años era poco menos que un rito que marcaba el paso a la edad adulta, como representaba el sacarse el carné de conducir a los 18 años, ha dejado de ser una prioridad para la mayoría de los jóvenes navarros. Si al comienzo de la pasada década el porcentaje de quienes alcanzaban la mayoría de edad y se sacaban la licencia rondaba el 40%, diez años después ha caído a la mitad. Así, de los 5.876 navarros que cumplieron los 18 años en 2011, 2.184 obtuvieron el carné de conducir, un 37,2%, según los datos de la Dirección General de Tráfico. Este porcentaje fue del 38,6% en 2012, pero en los siguientes años fue decayendo hasta tocar fondo con un 16,3% en 2017.
Y aunque en 2018 y 2019 la tasa experimentó un rebote hasta el 23,9% y el 25,3% respectivamente, el último dato disponible, correspondiente a 2020, volvió a bajar hasta el 19,4%. Son muchos los motivos que, según los expertos consultados, están detrás de esta pérdida de interés por la conducción. Se trata de un fenómeno generalizado en los países desarrollados que está vinculado al aumento de la población urbana y al crecimiento de las grandes ciudades. En el caso de Navarra, este factor no parece tan determinante pese a que es cierto que áreas como Pamplona y sus alrededores acaparan una creciente proporción de habitantes.
Veinte años atrás, la capital y las localidades próximas contaban con el 52,8% de toda la población navarra, porcentaje que hace diez años aumentó hasta el 54,6% y que en 2020 fue del 56,7%. Por tanto, el peso de la población urbana aumenta, pero lo hace lentamente y no ayuda a explicar la brusca caída del interés por el carné de conducir. No obstante, según menciona Sergio García Magariño, sociólogo y profesor de la Universidad Pública de Navarra, el porcentaje de jóvenes en las grandes ciudades es superior respecto a zonas rurales y semiurbanas. “En las ciudades el transporte público es efectivo e incluso más cómodo que el coche privado, tanto por las restricciones públicas para su uso como por la dificultad de aparcar”, explica.
TENDENCIA CRECIENTE
Magariño recalca que el menor interés por sacarse el carné a los 18 años es una tendencia que se registra “desde hace años”, pero que en los últimos tiempos ha ido a más. Este experto recuerda que distintas fuentes vienen hablando de “un descenso paulatino” en el porcentaje de permisos de conducir entre las generaciones que se conocen, dentro del mundo empresarial, como “baby boomer, generación X, los millennial y la generación Z”. “La generación Z, que nace a partir del 95, parece tener menos interés en sacarse el carné”, afirma este sociólogo.
A ello, según añade Magariño, habría se sumar factores económicos debido a la “mayor precariedad” que padecen los jóvenes, así como el cambio de valores, prácticas y hábitos como la compra online o el uso de movilidad colaborativa, así como la mayor conciencia ecológica, “lo que conduce a la preferencia del transporte urbano, la bicicleta o el patinete eléctrico”. Por contra, no comparte la idea de que la virtualización de las relaciones personales por el uso masivo de las redes sociales haya recortado la necesidad de contacto físico con los amigos y la familia: “Siempre hay excepciones, pero, de momento, las tecnologías de la información y comunicación en regiones como Navarra acompañan y complementan las relaciones presenciales, especialmente las familiares, pero no las sustituyen”.
En una sociedad en la que el afán empresarial por aumentar las ventas ha contribuido a una cultura que “evita el esfuerzo, el sacrificio y que se inclina hacia la satisfacción inmediata de todo tipo de deseos”, este sociólogo sostiene que tener coche no es sinónimo de “mayor comodidad” para muchos jóvenes, sino lo contrario. Recuerda que sacarse el carné implica un coste y “un gran esfuerzo añadido a la carga de estudios y de trabajo” en un contexto en el que el tiempo es un valor cada vez más preciado y escaso.